En la vida ocurren cambios controlados y otros no tanto; sin embargo, todos poseemos la libertad de reaccionar a estos, ya sea oponiéndonos si es que existe alguna posibilidad, o, por el contrario, adaptándonos si no hay manera de cambiarlos. La adaptación nos puede venir bien cuando ocurren giros inesperados que no están bajo nuestro control, cuando ocurren inesperada y radicalmente, cuando queremos cambiar algo a lo cual le tenemos miedo. Esto nos da la certeza de que, sin importar qué pase, siempre podremos adaptarnos.

«No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que mejor responde al cambio.» —Charles Darwin

Lo único seguro en el universo es el cambio. Si miras a tu alrededor, todo está cambiando constantemente; incluso tú no eres la misma que fuiste ayer. Y para ayudarte a aceptar las transiciones de la vida y adaptarte cuando sea que lo necesites, me gustaría presentarte al arquetipo de Mercurio, el cual puedes imitar, entender y conocer. Su capacidad de adaptabilidad viene de su lado mutable, Géminis, y su superpoder de observación: todo lo ve y todo lo quiere saber para aprender y entender el mundo que le rodea. Su consuelo es saber que cada situación es una oportunidad para aprender, y, ya de por sí, mutable significa estar sujetos al cambio; es algo que le sale natural. Si algo te bloquea, sé ágil y rápida como Mercurio: sal a dar un paseo, habla con alguien y mueve tu energía. La movilidad física ayuda mucho con el bloqueo mental y emocional. ¿Qué puedes aprender de este cambio? ¿Cuáles son tus opciones? Este también será tu superpoder: aprende de tu entorno, léelo, estúdialo y considera tus opciones; get creative con lo que está a tu alcance para ver la situación desde diferentes perspectivas, todo con el objetivo de ser Mercurio y adaptarte. Recuerda que el cambio también es un proceso evolutivo: está allí para ayudarnos a crecer y retarnos a ser mejores.