Queridísimos lectores,
Mientras los bailes de temporada continúan y los corazones se cruzan entre miradas furtivas, hay secretos más profundos que el fondo de una copa de champán bien servida. Hablo, por supuesto, de las lunas del zodiaco. No de la que observamos en el cielo, sino de aquellas que se ocultan en nuestras cartas natales, revelando más que cualquier susurro entre cortinas o carta olvidada en un jardín al anochecer.
Querida luna en Aries:
¿Sientes mucho… o solo sientes rápido? Con esta luna, el corazón no tiene freno de mano. Si algo te emociona, actúas; si algo te molesta, explotas. No hay preámbulo, ni sutilezas, ni tiempo para «sentirlo más tarde». Todo ocurre ahora, y a máxima velocidad. ¿El amor? Como una carrera de caballos: apasionante, breve, y si te caes, te levantas galopando.
El escándalo no tarda en llegar contigo, aunque rara vez te detienes a ver las ruinas que dejas tras tu arrebato. Pero eso sí: jamás te arrepientes de sentir. ¿Y por qué habrías de hacerlo?
No todo impulso merece ser perseguido. A veces, contenerse también es un acto de valentía.
Querida Luna en Tauro:
El té debe estar a la temperatura perfecta, el sofá mullido, y las emociones, tan estables como tu cuenta en el banco. No molestar, a menos que traigas chocolate o una propuesta matrimonial indecentemente cómoda. Esta luna no busca amor a medias: busca permanencia, sabor, seguridad… y tal vez una frazada suave que haga juego con el alma.
Te entregas cuando el terreno es firme, pero ¡ay de quien intente sacudir tu paz emocional! Te cierras con la misma fuerza con la que antes ofrecías tu ternura. Los sentimientos, contigo, florecen lento pero profundo.
Recuerda que abrir la puerta a lo desconocido no siempre desestabiliza. A veces, trae una nueva marca de té que te fascinará.
Querida Luna en Géminis:
En las tertulias más informadas se comenta que tus emociones hablan… mucho. Y no paran. No hay sentimiento que no venga acompañado de análisis, debate interno y al menos dos versiones contradictorias. ¿Tristeza? Vamos a sobrepensarla. ¿Amor? Mejor escribir sobre ello antes de entregarse por completo.
A veces pareces ausente, pero en realidad estás absorbiendo información emocional a mil por hora. Lo difícil es elegir una sola verdad cuando puedes comprenderlas todas.
La emoción más profunda no necesita explicación. Atrévete a sentir sin editorializar.
Querida Luna en Cáncer:
En ciertos salones discretos de alta sociedad, se rumorea que Luna en Cáncer aún guarda cartas que jamás envió… Su corazón, dicen, no olvida ni el perfume de aquel primer abrazo, ni el sabor exacto de una traición.
Ama con la intensidad de una tragedia griega y la ternura de una nodriza silenciosa. Y aunque aparenta delicadeza, no hay acero más firme que su memoria emocional. Si te cuidó, lo hizo para siempre. Pero si la heriste… no busques redención: Cáncer ya se encerró en su caparazón y arrojó la llave al mar.
La nostalgia es dulce, pero no alimenta. Recuerda que vivir en el pasado es un lujo que hasta los más sensibles no pueden permitirse por mucho tiempo.
Querida Luna en Leo:
“¡Mírame, ámame, adórame!” —susurra tu luna incluso cuando estás en silencio. Y la verdad, es difícil no hacerlo. Eres emoción teatral con entrada triunfal. No te basta con sentir: necesitas que lo sepan, lo vean, lo celebren.
Tu generosidad es legendaria, y tu lealtad también… pero ¡ay del amante que no te ovacione a diario! Lo emocional contigo es una producción de Broadway: luces, pasiones, monólogos. Nunca medias tintas.
No necesitas un escenario para que te amen, pero brillar desde el corazón sí que deja huella.
Querida Luna en Virgo:
Dicen las malas lenguas, y algunas institutrices muy bien informadas, que nadie escanea una emoción con más precisión que tú. Tus sentimientos no se expresan: se ordenan, se diseccionan, se archivan. No lloras sin motivo; haces una auditoría del porqué. Si el amor no pasa el control de calidad, simplemente no entra.
A veces te acusan de fría, pero lo que no saben es que amas en silencio, con detalles que otros ni notan. Eres quien recuerda el té favorito, el botón flojo, la carta sin abrir.
No te castigues por sentir de forma práctica. Tu amor también cura, incluso si viene con instrucciones.
Querida Luna en Libra.
¿Es una emoción genuina o solo una puesta en escena perfectamente equilibrada? Con esta luna, el corazón siempre lleva un vestido de gala y un abanico diplomático. Amas con estética, sientes con elegancia y lloras con música de fondo… si acaso lloras.
La alta sociedad comenta que tu necesidad de armonía te ha llevado a relaciones tan bellas como vacías. Te aterra el conflicto como a una debutante una mancha en el guante blanco. Y sin embargo, nadie negocia como tú, ni convierte un suspiro en un acuerdo tácito con tanta gracia.
El equilibrio es noble, pero no escondas tus verdaderas emociones solo por mantener la paz.
Querida Luna en Escorpio:
He oído rumores, intensos y profundamente confidenciales, de que, si uno mira fijamente tus ojos durante una discusión amorosa, puede hipnotizarse… o arder. Esta luna es el secreto mejor guardado del zodiaco. No expresas emociones: las destilas, las transformas, las escondes en cofres que solo tú sabes abrir.
Te aman o te temen, o ambas cosas. Tus lazos emocionales son tan fuertes que pueden parecer pactos de sangre. Y cuando te hieren, no lo olvidas. Jamás. Tal vez perdones, pero solo porque planeas algo aún más elegante.
El poder emocional es un arma preciosa. Úsala para sanar, no para vengar. Ser vulnerable no te debilita: te vuelve inmensamente humana.
Querida Luna en Sagitario:
Una luna así no puede quedarse quieta, ni en el alma ni en el cuerpo. Si no hay libertad, huye. Si hay rutina, bosteza. Te enamoras de ideas, de aventuras, de acentos desconocidos. Las emociones profundas te asustan un poco… no porque no las sientas, sino porque temes que te aten.
Dicen por ahí que nadie supera una ruptura tan rápido como tú, aunque en el fondo sigas escribiendo cartas mentales desde un avión con destino exótico. Tienes una filosofía para todo, incluso para el amor que te rompió el corazón.
La profundidad no es prisión. Aprender a quedarte puede enseñarte más que cualquier viaje.
Querida Luna en Capricornio:
Un testigo anónimo, de confianza, pero con ojeras de haber aguantado mucho, confesó que la Luna en Capricornio sí siente… pero solo después de cumplir todos sus pendientes. Al parecer, el llanto fue agendado entre 22:30 y 22:45, justo después de la llamada con el alcalde. Eso sí: nadie lo vio.
Se comenta en los pasillos de la vida adulta que esta luna ha cargado con culpas ajenas, silencios heredados y compromisos que no le correspondían, todo con tal de que nadie sospeche su fragilidad. En vez de decir «me dolió», dice «yo me encargo». Y lo hace. Aunque a veces, al hacerlo, se pierde a sí misma en la lista de pendientes emocionales.
Ser fuerte está muy bien, pero no confundas disciplina con penitencia. Aprende a soltar lo que no es tuyo, incluso si lo llevas con elegancia.
Querida Luna en Acuario:
“Estoy bien”, dijo, mientras hablaba de ideales elevados y vínculos libres de ataduras. Pero luego desapareció tres días sin dar señales. Algunos dicen que solo necesitaba procesar. Otros aseguran que estaba escribiendo un manifiesto.
Se dice que puede enamorarse de una mente brillante, pero no tolera que le pregunten dónde estuvo. Emocionalmente, no es que no sienta: es que necesita entender por qué, para qué y con qué consecuencias fiscales.
El desapego está de moda, sí… pero conectar de verdad es el único acto revolucionario que aún incomoda. Y vale la pena.
Querida Luna en Piscis:
Tu alma parece tejida con música y vapor. Sientes todo: lo tuyo, lo ajeno, lo que aún no ha ocurrido. A veces, no sabes si estás enamorada o si simplemente te absorbió la emoción del otro. Te pierdes con facilidad… y lo disfrutas.
Entre la bruma emocional que te envuelve, tienes una intuición de oráculo antiguo. Puedes llorar con una flor marchita y luego reír con las estrellas. Nadie escapa de tu empatía. Y eso, querida, puede ser tanto una bendición como una condena.
Protege tu energía como proteges tus sueños. No todos merecen pase libre a tus mundos internos.
Con cariño desde las alturas emocionales,
Madame Draco, siempre observando… y tomando nota.